viernes, 12 de noviembre de 2010

Romper el molde

Cacho Silveira era un mocoso cuando lo contrató Independiente, al comienzo de la década del ’60. Le tocó debutar contra River. Cuándo llegó al vestuario, se asombró: ni un grito, ni una broma, ni una sonrisa. Casi nadie hablaba. No podía concebir que ningún jugador dijera un chiste para animar a los demás. Se acercó a otro uruguayo, el Negro Tomás Rolan, y le dijo: ¿Che, Negro, cómo vamos a ganar con este clima?
El Negro Rolan tomó un trozo de algodón, hizo una fogata y se puso a bailar a su alrededor, desnudo como si fuera un indio. Al ratito nomás, los dos empezaron con un candombe. Enseguida todo el vestuario era una fiesta. Después entraron a la cancha y ganaron 1-0.

Fuente El Gráfico

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