Miguel Ramírez era un fanático del rock nacional. Su
pasión por el rock, lo llevó a presenciar un nuevo recital y a encontrarse con
ese cruel final que el destino parecía haberle preparado.
La cita era en el autódromo Roberto Mouras de La
Plata, donde el 30 de de abril de 2011, La Renga llevó a cabo su show. Este joven era
seguidor de este grupo desde hacía 15 años. Sin embargo, fue en este recital
donde Ramírez fue alcanzado por una bengala que acabó con su vida nueve días
después.

En el año de su muerte, Miguel estaba por cumplir
un sueño que quedó trunco. Su deseo era volver al Lobo y calzarse los botines una
vez que finalizara el torneo. Por eso, estaba entrenando para estar a punto
físicamente.
Su agresor, Iván Fontán, recibió una pena de nueve años de
prisión porque la Justicia lo halló culpable del delito de "homicidio
simple con dolo eventual", es decir que debió representarse que con su
accionar podía causar la muerte de una persona.
Cabe recordar, que este joven, a
la hora del ritual iniciático del concierto, encendió una bengala, que falló y
salió dirigida hacia el público. En medio del pogo, Miguel cayó herido de
gravedad y a los pocos días falleció.