“Reclamo por lo que creo justo y resulta que el hijo de puta soy yo. No. El hijo de puta es el que promete y no cumple. Como no voy a estar caliente si los que quedamos como hijos de puta somos los jugadores”, dijo Vivas en referencia al pago incumplido por parte de los dirigentes, quienes le respondieron y no de la mejor manera para el ex jugador de la Selección.
El que recogió el guante fue el presidente del club, Daniel Razzetto y en declaraciones a Olé, expresó que “estas declaraciones excedieron lo futbolístico: nos injurió a todos y no las aceptamos bajo ningún punto de vista. Lo llamé a Zuccarelli para que le comunicara que ya no es más jugador de Quilmes”.
La relación entre dirigentes y Vivas, que era el referente de ese grupo que disputó la Copa Libertadores ese mismo año, era tensa y se profundizó con el paro que hicieron los jugadores, por sueldos y premios adeudados, a 48 horas de jugarse la clasificación a la segunda fase del torneo internacional. Desde entonces, nada volvió a ser igual.

Luego de ese partido la relación jugadores-técnico no volvió hacer la misma y Alfaro decidió renunciar después de la derrota 2-0 con Almagro.
Quedaba un capítulo más a esta historia, y era el comunicado de Matías Almeyda, quien defendió a su amigo y compañero de equipo.
En una nota que envió a los medios, el volante central criticó la actitud de los dirigentes y la de Alfaro.