Desde el corazón mismo de la ex Yugoslavia se alza la orgullosa Croacia, que en apenas 15 años de historia deportiva se convirtió en una de las fuerzas futbolísticas que están destinadas a pelear en los primeros puestos.
En su primera Copa del Mundo, la selección croata sorprendió al planeta fútbol al quedarse con el tercer lugar de la competencia.
La "generación de oro" que había aportado jugadores al título mundial juvenil Sub 20 en 1987, logró cerrar un ciclo inolvidable con el éxito en Francia.
Así, jugadores como Zvonimir Boban, Robert Prosinecki, Davor Suker y Robert Jarni son hoy para los fanáticos de ese país estrellas que tienen el grado de ídolos.
En su debut mundialista de Francia, aquella inolvidable formación fue de menor a mayor, superando obstáculos y convirtiéndose finalmente en la grata sorpresa del certamen.
Luego de ubicarse segundo en el Grupo H, donde también participó Argentina, Croacia superó los octavos de final tras vencer a Rumania (1-0) para luego dar un golpe de escena al eliminar a Alemania por 3 a 0, en los cuartos de final.
En las semifinales, el poderío de Francia (finalmente ganador del título) fue una barrera imposible de superar y la victoria local por 2 a 1 lo relegó del sueño de acceder al partido decisivo del campeonato.
Sin embargo, al derrotar a Holanda por 2 a 1, Croacia se quedó con el tercer puesto, un lugar en el mundo del fútbol que convirtió a los integrantes de ese plantel en "héroes nacionales".
El regreso a Zagreb, capital orgullosa de Croacia, fue un hecho conmovedor que se ejemplificó con una fiesta popular sin precedentes en la historia de esa nación.
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